En un mundo donde la inclusión financiera se convierte en un pilar para el desarrollo, una iniciativa liderada por una joven peruana está marcando la diferencia. Fiorella Contreras, con su proyecto Tappoyo, ha logrado lo que muchos consideraban impensable: otorgar créditos grupales a mujeres en América Latina, una propuesta que ha empoderado a muchas y que ahora se prepara para cruzar fronteras y llegar a Colombia en el último trimestre del 2024.
Una revolución financiera liderada por mujeres
La historia de Tappoyo es la historia de un sueño hecho realidad. Fiorella Contreras, movida por la promesa de generar un cambio significativo en la vida de las mujeres rurales, fundó la primera fintech de crédito grupal enfocada en este sector. Su propuesta no solo ha facilitado el acceso al capital, sino que también ha fomentado la solidaridad y el trabajo en equipo entre las beneficiarias.
Expansión hacia nuevos horizontes
El éxito obtenido en Perú ha sido el trampolín para que Tappoyo se aventure en el mercado colombiano. La visión de Contreras y su equipo es clara: replicar y adaptar el modelo que ha funcionado en su país natal, para apoyar a más mujeres en su camino hacia la autonomía económica.
La tecnología como aliada
Una de las claves del éxito de Tappoyo radica en su apuesta por la tecnología. La incorporación de Inteligencia Artificial no es un simple añadido, sino una estrategia pensada para optimizar los procesos y reducir significativamente el tiempo de desembolso de los créditos. Esto significa que las beneficiarias pueden acceder a los recursos que necesitan con mayor rapidez y eficiencia.
La propuesta de Tappoyo ha demostrado ser una herramienta poderosa para el empoderamiento femenino. Al proporcionar créditos grupales, no solo se ofrece un soporte económico, sino que también se promueve la creación de redes de apoyo mutuo, esenciales para el crecimiento personal y profesional de las mujeres en las zonas rurales.
El lanzamiento del programa «Prestamo Grupal Mujeres PRO» en Lima fue un hito que captó la atención de muchos. Ahora, con la expansión a Colombia, se espera que más mujeres puedan acceder a capital de trabajo para iniciar o expandir sus negocios, una oportunidad que hasta hace poco era difícil de imaginar.
La metodología de Tappoyo se basa en la confianza y la responsabilidad colectiva. Al trabajar en grupos, las mujeres no solo comparten la responsabilidad del crédito, sino que también se motivan y apoyan entre sí para asegurar el éxito de sus emprendimientos.
El impacto de Tappoyo en la vida de las mujeres es palpable. Historias de éxito emergen constantemente, narrando cómo el acceso a financiamiento ha transformado realidades y ha dado paso a una nueva era de independencia económica para las mujeres en el campo.
Con la mirada puesta en el futuro, Tappoyo se prepara para su llegada a Colombia, llevando consigo la promesa de un cambio positivo. La visión de Fiorella Contreras y su equipo es un faro de esperanza que ilumina el camino hacia una mayor equidad y prosperidad para las mujeres en América Latina.